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Acechanza
“Eran las siete y veinte cuando acabó de dar cuerda al reloj. Luego llevó el gallo a la cocina, lo amarró a un soporte de la hornilla, cambió el agua al tarro y puso al lado un puñado de maíz. Un grupo de niños penetró por la cerca desportillada. Se sentaron en torno al gallo, a contemplarlo en silencio.
—No miren más a ese animal —dijo el coronel—. Los gallos se gastan de tanto mirarlos.”
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El coronel no tiene quien le escriba.
Gabriel García Márquez.
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Óleo sobre lienzo
50x35 cm
2021
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